Maria Teresa Estefanía
Lima, 20 de abril de 2015
Referencias
Apropósito de la participación del
Perú en el
Estudio Internacional de Cívica y Ciudadanía (ICCS)
Estudio Internacional de Cívica y Ciudadanía (ICCS)
Por primera vez el Perú participa en el Estudio Internacional de Cívica y
Ciudadanía (ICCS por sus siglas en inglés), evaluación organizada por la
Asociación Internacional para la Evaluación del Rendimiento Escolar (IEA), la
cual también evalúa a gran escala internacional ciencia y matemática
(evaluación TIMSS) y lectura (PIRLS), produciendo información importante para
la toma de decisiones a nivel internacional y para cada país participante.
Esta
es la cuarta vez que se desarrolla el ICCS (el primero fue en 1971, el segundo
en el año 1999 y el tercero en el año 2009) y tiene por objetivo principal conocer
cómo los jóvenes están preparados para sus roles como ciudadanos en un mundo
cambiante.
Partiendo de la premisa que la Democracia Representativa es, hasta el momento, la mejor forma de gobierno que conocemos, y que para alcanzarla ser requiere de ciudadanos que basen su actuar en principios y habilidades democráticas, el ICCS propone un modelo de evaluación basado en teorías ecológicas y de la psicología cognitiva situadas desde la educación cívica y ciudadana, en donde el estudiante es el centro de diferentes niveles de influencia (Cueto, 2009). Bajo los contextos de la comunidad, la localidad, la escuela, el aula y aprendizaje individual, al estudiante se le pregunta por mecanismos y organizaciones formales e informales de la sociedad (sistemas cívicos y ciudadanos), fundamentos éticos de la sociedad (principios cívicos), manifestaciones y acciones cívicas (participación ciudadana), y roles cívicos y percepciones de estos roles (identidades cívicas).
Cabe mencionar que el ICCS no es únicamente una prueba cognitiva, ya que a su vez cuenta con un conjunto de instrumentos que buscan conocer las actitudes, predisposiciones comportamentales y compromisos cívicos (civic engagement) de los estudiantes sobre estos temas. Además, el Perú actualmente está participando en la elaboración del cuestionario regional latinoamericano en donde se busca explorar sobre temas de interés para la región como, por ejemplo, percepciones sobre la corrupción o respeto a la legalidad, entre otros; a su vez, el estudio cuenta con un cuestionario dirigido a los docentes y otro dirigido al director de la escuela.
Partiendo de la premisa que la Democracia Representativa es, hasta el momento, la mejor forma de gobierno que conocemos, y que para alcanzarla ser requiere de ciudadanos que basen su actuar en principios y habilidades democráticas, el ICCS propone un modelo de evaluación basado en teorías ecológicas y de la psicología cognitiva situadas desde la educación cívica y ciudadana, en donde el estudiante es el centro de diferentes niveles de influencia (Cueto, 2009). Bajo los contextos de la comunidad, la localidad, la escuela, el aula y aprendizaje individual, al estudiante se le pregunta por mecanismos y organizaciones formales e informales de la sociedad (sistemas cívicos y ciudadanos), fundamentos éticos de la sociedad (principios cívicos), manifestaciones y acciones cívicas (participación ciudadana), y roles cívicos y percepciones de estos roles (identidades cívicas).
Cabe mencionar que el ICCS no es únicamente una prueba cognitiva, ya que a su vez cuenta con un conjunto de instrumentos que buscan conocer las actitudes, predisposiciones comportamentales y compromisos cívicos (civic engagement) de los estudiantes sobre estos temas. Además, el Perú actualmente está participando en la elaboración del cuestionario regional latinoamericano en donde se busca explorar sobre temas de interés para la región como, por ejemplo, percepciones sobre la corrupción o respeto a la legalidad, entre otros; a su vez, el estudio cuenta con un cuestionario dirigido a los docentes y otro dirigido al director de la escuela.
Si bien todo lo mencionado puede ser técnicamente muy interesante,
especialmente para investigadores en el tema, el ICCS, al ser una evaluación de sistema internacional
que busca profundizar en las prácticas sociales en democracia, nos lleva a un
nivel mayor de responsabilidades ya que involucra a diferentes actores del
sistema educativo y se da bajo el marco de la política pública en educación.
Cuestionamientos como, ¿de qué forma nuestro diseño curricular está preparado
para esta evaluación, entendiendo a la ciudadanía como un eje transversal
desarrollado desde el nivel inicial? o ¿qué
estamos haciendo en el cotidiano de las escuelas (y fuera de ellas) para lograr
estos conocimientos y habilidades?, y fundamentalmente, ¿qué pensamos hacer con los resultados?, son
preguntas que, entre otras, sin ser exhaustivas nos pueden dar luces de lo que
implica para nuestro sistema educativo participar en esta evaluación
internacional.
Ensayar respuestas a distintos cuestionamientos sobre pruebas de lápiz y
papel en ciudadanía nos pueden aproximar a la importancia de participar en ésta. Como solemos evaluar lo más
importante en la escuela, al participar en una evaluación internacional en
ciudadanía, estamos transmitiendo el mensaje a la escuela que la ciudadanía es
un aprendizaje fundamental, al igual que comprensión lectora, matemática o
ciencias y que la información generada va a permitir que se retroinforme a los
distintos actores educativos sobre si estamos logrando las competencias
necesarias para vivir en un Estado Democrático.
Por ejemplo, desde la normativa del Ministerio de Educación, actualmente se plantean sanciones a quienes cometen o propicien acoso o violencia escolar, una evaluación estandarizada de ciudadanía, podría permitir indagar si como sistema nos estamos quedando solo en el discurso institucional o si nuestros estudiantes se están apropiando de los principios democráticos que están detrás de la norma contra el bullying escolar y así reforzamos la idea que al estar informados, podremos hacer los ajustes necesarios para lograr aprendizajes significativos en los estudiantes. A su vez, como señala el Consejo Nacional de Educación (2013), participar en evaluaciones internacionales tiene ventajas como conocer y aplicar estándares internacionales para el contexto peruano, aprender de nuestros resultados en una perspectiva comparada y fortalecer las habilidades técnicas del equipo evaluador local.
Por ejemplo, desde la normativa del Ministerio de Educación, actualmente se plantean sanciones a quienes cometen o propicien acoso o violencia escolar, una evaluación estandarizada de ciudadanía, podría permitir indagar si como sistema nos estamos quedando solo en el discurso institucional o si nuestros estudiantes se están apropiando de los principios democráticos que están detrás de la norma contra el bullying escolar y así reforzamos la idea que al estar informados, podremos hacer los ajustes necesarios para lograr aprendizajes significativos en los estudiantes. A su vez, como señala el Consejo Nacional de Educación (2013), participar en evaluaciones internacionales tiene ventajas como conocer y aplicar estándares internacionales para el contexto peruano, aprender de nuestros resultados en una perspectiva comparada y fortalecer las habilidades técnicas del equipo evaluador local.
Claro está que evaluar ciudadanía no es lo mismo que evaluar lectura y
matemática y una prueba de lápiz y papel resulta insuficiente, por lo que sería
ideal poder complementar la información
con otro tipo de estudios más desde el enfoque cualitativo (los cuales no
buscan generalizar resultados). No obstante, no se puede obviar que las pruebas
estandarizadas en ciudadanía pueden contribuir a comprender qué tan preparados
están los estudiantes para vivir en democracia, cuál es su disposición para respetar los derechos humanos
y de cumplir con sus deberes como ciudadanos.
Esta limitación de las pruebas estandarizadas, nos plantea un reto interesante a quienes estamos inmersos en temas de evaluación educativa, ya que lograr un enfoque que comprenda lo complejo de evaluar ciudadanía implica “pensar fuera de la caja” y ampliar la perspectiva de qué se puede conceptualizar, operacionalizar y medir más allá de lo cognitivo “tradicional” (Torney-Purta & Amadeo, 2013) y tiene, por tanto, el potencial de cubrir distintas necesidades de evaluación y permitir la innovación metodológica, desde un enfoque cognitivo de los aprendizajes hasta las llamadas habilidades no cognitivas o soft skills, pasando por la medición de actitudes.
Esta limitación de las pruebas estandarizadas, nos plantea un reto interesante a quienes estamos inmersos en temas de evaluación educativa, ya que lograr un enfoque que comprenda lo complejo de evaluar ciudadanía implica “pensar fuera de la caja” y ampliar la perspectiva de qué se puede conceptualizar, operacionalizar y medir más allá de lo cognitivo “tradicional” (Torney-Purta & Amadeo, 2013) y tiene, por tanto, el potencial de cubrir distintas necesidades de evaluación y permitir la innovación metodológica, desde un enfoque cognitivo de los aprendizajes hasta las llamadas habilidades no cognitivas o soft skills, pasando por la medición de actitudes.
Dado lo complejo de evaluar en ciudadanía, el reto pasa por pensar en formas innovadoras de construir modelos de
evaluación y diseños metodológicos que permitan generar información de utilidad
para el sistema, bajo un proceso de mejora continua que tenga como fin último pensar en formas de mejorar la
educación.
Ante esto, la participación del país en el Estudio Internacional de Cívica y Ciudadanía junto con un plan claro de uso de los resultados, nos puede dar pistas acordes con las necesidades institucionales de las escuelas, de cómo desarrollar competencias ciudadanas en nuestros estudiantes a fin de que estén preparados para contribuir al logro del bien común y con ello participar en la construcción una convivencia democracia.
Ante esto, la participación del país en el Estudio Internacional de Cívica y Ciudadanía junto con un plan claro de uso de los resultados, nos puede dar pistas acordes con las necesidades institucionales de las escuelas, de cómo desarrollar competencias ciudadanas en nuestros estudiantes a fin de que estén preparados para contribuir al logro del bien común y con ello participar en la construcción una convivencia democracia.
- Consejo Nacional de Educación (2013). Evaluaciones estandarizadas del rendimiento escolar. Setiembre N° 36.
- Cueto, S. (2009). La evaluación estandarizada de la educación ciudadana en América Latina: estado de la cuestión y algunas propuestas. PREAL: Santiago de Chile.
- Torney-Purta, J. & Amadeo, J.A. (2013). The contribution of international large-scale studies in civic education and engagement. The role of international large-scale assesments: perspectives from technology, economy and educational research. Springuer Science: USA.
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